domingo, 7 de junio de 2020

Serán los años o serán los sueños


Días atrás, apareció en mi pantalla, un escrito sobre ‘los años y los sueños’ de un hombre entrado en edad, con vitalidad suficiente, para acceder a sus últimos y exiguos sueños.
En su honesta vida, prodigó fidelidad, amistad, respeto, caridad y otras virtudes personales, de una sana humanidad.
La lectura, exige una reflexión, sobre los placeres de la vida, en la fase concluyente del hombre. Sobre todo del varón, con sus necesidades, carencias y privaciones, precisamente por la práctica de una escrupulosa honorabilidad.
PD: Por favor; Excluyan cualquier discusión por razón de genero. Se trata de una visión varonil.

  
¿Serán los años?
O ¿Serán los sueños?
O solo sea la percepción de mis sueños.
O solo sea la confirmación de mis años.
¡Pero no!
He bajado, en altivez y arrogancia juvenil.
He subido en madurez e ilusión, en todo aquello que siento hago y transmito.
Ahora, callo y escucho, tolero, transijo y perdono.

O tal vez y solo tal vez.
Sean mis años con mis sueños.
O Sean mis sueños a mis años.


Siento el placer en un sorbo de buen vino.
Siento el placer en unas exquisitas viandas.
Siento la compañía de una bella dama.
Siento su dulce mirada.
Siento su cautivadora presencia, en tan encantadora velada.

O tal vez y solo tal vez.
Sea el sueño, del encuentro, que jamás compartí, con la dama que jamás existió.


Siento una serena y dulce nostalgia, que recorre mi cuerpo.
Siento el recuerdo, de aquella romántica y bella canción.
Mis manos ciñendo su cintura y los cuerpos conjuntados.
Calientes y pegadas mejillas, acariciándose, delicada y suavemente.
La fragancia de su cabello, y el olor de su perfume, cuan pasivo seductor.
Y silencio. Atronador silencio. Silencio indiscreto, que velaba el inmenso placer y encanto.
Y allí; Cuan ingenuo y apasionado doncel, con su onírica doncella.

O tal vez y solo tal vez.
Sea el sueño, del baile que jamás bailé, con quien, locamente desee.


Siento eclosionar vida, tras una fantasía de amor.
Ya sea, imaginaria, presunta o supuesta.
Nacida de una mente necesitada. Ávida de relato erótico.
Fábulas amorosas, parábolas de ensueño, quimeras imaginarias, ficción y aturdimiento.
¿Mi amor? ¡Sí mi amor¡ Pero:
Será; ¿Amor platónico, romántico. Busca la esencia de la belleza misma?
Será; ¿Enamorado, exasperado y enloquecido de deseo?
Será; ¿Colmado de libido, lascivia, irrefrenable lujuria?
¿Que amor es el mío? El de mis años o el de mis sueños.
Se que me siento completo, vivo, pleno y feliz.
                  
O tal vez y solo tal vez.
¿Serán sueños de adolescencia, en tiempos de perdurables y longevos años?


Siento palpitar ante un cálido amanecer.
Como siempre, sentado en un banco de estación.
Alterado y nervioso ante las próximas llegadas.
Viendo reverdecer, aquellos campos de juventud.
Esperando la parada de la soñada dama.
Ilusión y delirio por rejuvenecer. ¿Quimera. Vacío desesperante. A que espero?
¿Donde esta la dama de mis sueños?
Puede que; Ya haya pasado y apenada prosiga su viaje.
Puede que; Ilusionada se apee del próximo convoy.
¿La busco y me busca. Simbiosis necesaria? O simplemente displicencia.
El tiempo implacable, en su lento caminar, asolará cualquier atisbo de posibilidad futura.

O tal vez y solo tal vez.
¿Sea el fin de trayecto y con ello, los últimos sueños truncados,  por la carga de mis años?


Entonces:
¿Serán los años?                                                                                
¿Los años? Legítimos forjadores de sueños.
Fugaces, imparables, que disipan, agonizan y sucumben con los sueños.

O tal vez y solo tal vez.
¿Serán los sueños?
La verdadera y genuina alma de la vida.
La virtud de gozarla, deleitarla y embriagarse con ella, en tanto ella exista.
Virtudes como la Fortaleza, la Templanza. ¿Son limitadores de vida. De sueños?
Solo sé y solo siento, que los años que me restan, son el último reducto, para realizar mis sueños.

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