Días atrás,
apareció en mi pantalla, un escrito sobre ‘los años y los sueños’ de un hombre
entrado en edad, con vitalidad suficiente, para acceder a sus últimos y exiguos
sueños.
En su honesta
vida, prodigó fidelidad, amistad, respeto, caridad y otras virtudes personales,
de una sana humanidad.
La
lectura, exige una reflexión, sobre los placeres de la vida, en la fase concluyente
del hombre. Sobre todo del varón, con sus necesidades, carencias y privaciones,
precisamente por la práctica de una escrupulosa honorabilidad.
PD: Por
favor; Excluyan cualquier discusión por razón de genero. Se trata de una visión
varonil.
¿Serán
los años?
O ¿Serán los sueños?
O ¿Serán los sueños?
O solo
sea la percepción de mis sueños.
O solo
sea la confirmación de mis años.
¡Pero no!
He
bajado, en altivez y arrogancia juvenil.
He subido
en madurez e ilusión, en todo aquello que siento hago y transmito.
Ahora,
callo y escucho, tolero, transijo y perdono.
O tal vez y solo tal vez.
O tal vez y solo tal vez.
Sean mis
años con mis sueños.
O Sean
mis sueños a mis años.
Siento el
placer en un sorbo de buen vino.
Siento el placer en unas exquisitas viandas.
Siento el placer en unas exquisitas viandas.
Siento la
compañía de una bella dama.
Siento su
dulce mirada.
Siento su
cautivadora presencia, en tan encantadora velada.
O tal vez
y solo tal vez.
Sea el
sueño, del encuentro, que jamás compartí, con la dama que jamás existió.
Siento
una serena y dulce nostalgia, que recorre mi cuerpo.
Siento el
recuerdo, de aquella romántica y bella canción.
Mis manos ciñendo su cintura y los cuerpos conjuntados.
Mis manos ciñendo su cintura y los cuerpos conjuntados.
Calientes
y pegadas mejillas, acariciándose, delicada y suavemente.
La
fragancia de su cabello, y el olor de su perfume, cuan pasivo seductor.
Y
silencio. Atronador silencio. Silencio indiscreto, que velaba el inmenso placer
y encanto.
Y allí;
Cuan ingenuo y apasionado doncel, con su onírica doncella.
O tal vez
y solo tal vez.
Sea el
sueño, del baile que jamás bailé, con quien, locamente desee.
Siento
eclosionar vida, tras una fantasía de amor.
Ya sea, imaginaria, presunta o supuesta.
Ya sea, imaginaria, presunta o supuesta.
Nacida de
una mente necesitada. Ávida de relato erótico.
Fábulas amorosas, parábolas de ensueño, quimeras imaginarias, ficción y aturdimiento.
Fábulas amorosas, parábolas de ensueño, quimeras imaginarias, ficción y aturdimiento.
¿Mi amor?
¡Sí mi amor¡ Pero:
Será; ¿Amor
platónico, romántico. Busca la esencia de la belleza misma?
Será; ¿Enamorado,
exasperado y enloquecido de deseo?
Será; ¿Colmado
de libido, lascivia, irrefrenable lujuria?
¿Que amor
es el mío? El de mis años o el de mis sueños.
Se que me
siento completo, vivo, pleno y feliz.
O tal vez
y solo tal vez.
¿Serán
sueños de adolescencia, en tiempos de perdurables y longevos años?
Siento
palpitar ante un cálido amanecer.
Como siempre, sentado en un banco de estación.
Como siempre, sentado en un banco de estación.
Alterado
y nervioso ante las próximas llegadas.
Viendo
reverdecer, aquellos campos de juventud.
Esperando
la parada de la soñada dama.
Ilusión y
delirio por rejuvenecer. ¿Quimera. Vacío desesperante. A que espero?
¿Donde
esta la dama de mis sueños?
Puede
que; Ya haya pasado y apenada prosiga su viaje.
Puede
que; Ilusionada se apee del próximo convoy.
¿La busco
y me busca. Simbiosis necesaria? O simplemente displicencia.
El tiempo
implacable, en su lento caminar, asolará cualquier atisbo de posibilidad
futura.
O tal vez
y solo tal vez.
¿Sea el
fin de trayecto y con ello, los últimos sueños truncados, por la carga de mis años?
Entonces:
¿Serán los años?
¿Serán los años?
¿Los años?
Legítimos forjadores de sueños.
Fugaces, imparables, que disipan, agonizan y sucumben con los sueños.
Fugaces, imparables, que disipan, agonizan y sucumben con los sueños.
O tal vez
y solo tal vez.
¿Serán
los sueños?
La
verdadera y genuina alma de la vida.
La virtud
de gozarla, deleitarla y embriagarse con ella, en tanto ella exista.
Virtudes
como la Fortaleza ,
la Templanza.
¿Son limitadores de vida. De sueños?
Solo sé y
solo siento, que los años que me restan, son el último reducto, para realizar
mis sueños.
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