LA REVANCHA DE LOS MERCADOS

PREAMBULO: Acabo de leer un escrito en el ‘Facebook.muro’ de mi amigo ........ y sin que sirva de precedente y por esta única vez (lo prometo) no estoy de acuerdo en parte de ello, si con el resto.

Estoy muy de acuerdo con muchos de los reproches y críticas, que se les pueda hacer a los gobernantes políticos y económicos, es más, soy de los comprometidos (entiéndase poco prudentes) en pedir responsabilidades, ceses, dimisiones y reparación a todo el daño, que la incompetencia y los intereses personales y de grupos, han infringido a la sociedad más vulnerable.

PERO: Quisiera recordar, que los ‘mercados’ en su sentido más amplio, comprende; fondos de pensiones y jubilación, ahorros de humildes familias, patrimonio dinerario de pequeños ahorradores, en muchos casos la previsión de generación(es) anteriores a favor de las siguientes, y en definitiva acumulación de pequeños montos y aportaciones.
La canalización de flujos económicos hacia el mercado, facilita la financiación de las empresas, en las que muchos de nosotros, afortunadamente trabajamos y la capitalizacion de nuestras reservas y esfuerzos.

LA ESPECULACION: Palabra ‘maldita’ en la que se encierra diversas acepciones. Efectivamente, algunas perversas, desde el momento, en que se utiliza para encubrir operaciones, con contenido dañino para quien las adquiere. Aún así, la especulación como tal, nos ha acompañado desde la noche de los tiempos.
El lucro como fruto o provecho de la especulación, es licito y debe sobrevenir como objetivo principal del ahorro, la previsión y los negocios,

Así pues, la indignación; ¡comprensible! Debe de orientarse, y si queréis, con fuerza, a los administradores de estas corrientes globalizadas de dinero, a los gobiernos, por no establecer controles y aislar los casos, que con tanta frecuencia se han dado en la ingeniería financiera, creando instrumentos financieros extraños, difíciles de entender y que con tanta alegría y eficacia se han comercializado por nuestros “hombres de confianza” de la entidad bancaria, donde tenemos los escasos ‘ahorrillos’.

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